viernes, 26 de noviembre de 2010

FACTORES CONDICIONANTES DEL AFRICANISMO MILITAR ESPAÑOL

Los militares españoles que se enfrentaron en la guerra civil mantuvieron una diversidad de posturas debido a una serie de factores, y a unos condicionantes de la situación histórica de España en el primer tercio del siglo XX. Entre ellos destacan:

- el análisis sociológico y generacional de los militares españoles que vivieron entre la crisis de 1898 y el estallido de la sublevación de 1936, 
- la perspectiva de la acción colonial de España y los «efectos rebote» del problema de Marruecos
- las posturas ideológicas respecto al análisis de la situación del país en esos momentos. 

Evidentemente influyeron otros elementos desde relaciones de amistad y familiares hasta posibles recompensas de futuro, pero no es menos cierto que hasta ahora existía una tajante visión del militar sublevado adscrito a una tendencia política de origen colonialista, anti-democrática y de fuerza. 

En líneas generales es una visión válida, pero debemos recuperar la postura de aquellos oficiales que sin estar claramente resentidos frente a la República o que llevados por una espíritu de entrega y compromiso con la realidad de la sociedad marroquí abrazaron la sublevación y la causa rebelde con un espíritu diferente al de aquellos que lo hicieron conscientemente del uso de un soldado “terrorífico” para la mentalidad colectiva española del momento.

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La oficialidad del ejército español en el primer tercio del siglo XX puede ser encuadrada en tres grandes conjuntos generacionales. En ellos encontramos ciertos caracteres comunes y la influencia de unos factores semejantes y contemporáneos que les llevarán a actuar en la vida política española con diferentes posturas, en ocasiones enfrentadas pero teniendo como telón de fondo el denominado “problema marroquí” y sus efectos rebote. En particular es destacable la existencia de varios oficiales de alta graduación que influyeron de manera decisiva en la actuación de los denominados “marroquistas” durante la guerra civil. En esencia las generaciones militares serían:

·      Generación militar de 1898: Junto a Miguel Primo de Rivera, Dámaso Berenguer, Sanjurjo, Queipo de Llano, Cabanellas debemos citar al conde de Jordana o Luis Orgaz.


El "rey soldado" Alfonso XIII con Miguel Primo de Rivera. El general Dámaso Berenguer.
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·      Generación militar de 1915: la generación africanista por excelencia, formada por Franco, Yagüe, Camilo Alonso, Muñoz Grandes, García Valiño, Sánchez González, Asensio, Ríos Capapé entre otros. Aquí debemos incluir a Fernando Capaz Montes, Pablo Martín Alonso, Pablo Arias Jiménez, Juan Beigbéder, Ángel Doménech o Juan Sánchez de Pol, por citar algunos de los nombres de oficiales componentes del Servicio de Intervención de la Alta Comisaría del Protectorado.
La generación militar de 1915, denominada en ocasiones africanista, hace referencia a los oficiales de las unidades indígenas, y preferentemente a aquellos que tuvieron una participación más o menos decisiva en la política o en la historia militar de la Guerra Civil.





·      Generación de 1936: sus miembros fueron los tenientes salidos de la Academia General Militar de Zaragoza o los alféreces provisionales del ejército franquista formados durante la guerra civil. Pero no debemos olvidar al amplio conjunto de oficiales que trabajaron como Interventores de cabila durante el conflicto, fundamentales para el proceso de recluta de marroquíes durante el conflicto.

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Franco en la apertura de la Academia Militar de Zaragoza

            En la generación de 1915 podemos diferenciar a los africanos pretorianos, que utilizaron el ejército con fines políticos y pasaron por Marruecos como una etapa de formación y de ascenso social y profesional. Por otra parte se sitúan los otros africanistas menores o marroquistas, en el que la experiencia de Marruecos marcó su vida de tal forma que se implicaron en el devenir histórico del territorio a través de la administración colonial.

Salvo excepciones (entre la que se hallan los generales Varela y García Valiño, por ejemplo, pero por diferentes razones), entre los pretorianos prácticamente no volvió nadie al territorio tras el “paso del Estrecho”, y desde 1939 ocuparon altos puestos militares o grandes magistraturas civico-políticas en territorio peninsular. Por contra, entre los marroquistas el regreso a Marruecos y la continuación en sus carreras de la situación “al servicio del Protectorado” fue una constante y una normalidad propia de quienes no ambicionaban medrar en sus carreras o llegaron a pensar que el conflicto podría traer beneficios para la sociedad española y la sociedad marroquí. En este caso encontramos excepciones y observamos que hubo oficiales que desarrollaron posteriormente sus carreras militares separándose de los destinos africanos como fue el caso de Juan Bautista Sánchez González o Pablo Martín Alonso.

Los caracteres de la “generación de 1915” son compartidos en su mayor parte por muchos de los africanistas incluyendo al grupo de los pretorianos como a los que hemos denominado marroquistas.
- Desarrollaron una formación breve, en la que se incluye el bachillerato elemental y los años de Academia Militar
- Es destacable el elevado número de los que proceden de un acceso extraacadémico
- El impacto de 18 años de guerra colonial en Marruecos (1909-1927) se dejaría notar en sus carreras aunque no de manera determinante a lo ocurrido con los pretorianos. 

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- En su mayor parte pasaron por las diferentes unidades nativas del protectorado, españolas y jalifianas o por las tropas de policía indígena.
- En alguna ocasión existió un componente de animadversión a la política republicana de revisión de ascensos o por haber sufrido algún tipo de problema con las autoridades republicanas. Los años de lucha habían configurado una tupida red de relaciones personales y de dependencia entre los oficiales africanos, que se expresaban a la hora de conseguir mejoras en el escalafón administrativo. En la mayor parte de los casos la actitud de recelo y desconfianza hacia la democracia o al menos el régimen que la encarnaba podía deberse a que había frenado o modificado sus carreras profesionales y que encarnaba en la acción colonial marroquí la descoordinación y la impericia. 

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- Una ideología basada en la disciplina castrense y resumida en las ideas de lealtad y orden. Sin ella no hubieran podido resistir el duro clima norteaafricano y no hubieran podido enfrentarse a un pueblo reacio a la dominación. 

            Estos caracteres, de una u otra manera, prácticamente son compartidos por los miembros de la administración del Protectorado, por ejemplo en el Servicio de Intervención. Entre los oficiales se desarrolló una relación personal que mantuvieron con un selecto grupo de oficiales a los que consideramos como figuras clave por su actividad tanto a nivel administrativo y organizativo en el Protectorado como por el influjo personal, subjetivo y privativo, que sus ideas y acciones ejercieron en ellos. En este sentido debemos señalar el influjo que ejercieron los generales Gómez Jordana, Orgaz, Capaz y el teniente coronel Beigbéder.


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Franco y Millán Astray, representantes del más puro africanismo pretoriano.

Bibliografía:

Arce, Carlos de "Los Generales de Franco"

Balfour, Sebastián "Abrazo Mortal"

Busquet, Julio "El militar de carrera en España"

Cardona, Gabriel "El poder militar en la España contemporánea hasta la guerra civil"

Cardona, Gabriel "Alfonso XIII, el rey de espadas"

Nerín, Gustau "La guerra que vino de África"



domingo, 14 de noviembre de 2010

LA CRUELDAD DE LA GUERRA: MÁS ALLÁ DE LO ATROZ

Según un reciente artículo publicado en el semanario de El País, 5.277 cuerpos han sido exhumados en 231 fosas desde que en el año 2.000 comenzó el proceso para localizar a los más de 100.000 desaparecidos durante la Guerra Civil. En total son 2.052 fosas  las que existen y se maneja un censo "extraoficial·entregado a las autoridades judiciales que llega a 143.353 el número de desaparecidos forzosos. A esta labor se ha dedicado la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica.
Si estas cifras no son del todo esclarecedoras, o no nos permiten ver la realidad de lo ocurrido en el conflicto de 1936-1939 y la represión posterior, proponemos una breve lectura a dos anécdotas que nos acercan la crueldad de la acción humana en ese conflicto.



La Guerra Civil fue una oportunidad para saldar conflictos antiguos y que se habían intensificado con la instauración de la República. Fue un momento en el que sacar odios y vengar viejas heridas, por uno y otro bando. 

El hispanista Paul Preston narra una anécdota atroz en los inicios de la guerra que describe la cruda realidad de la retaguardia casi al nivel de la atrocidad del frente. En su libro  "Las tres España del 36", narra un hecho ocurrido en el funeral del político catalán de tendencia carlista Miquel Junyent i Rovira (abuelo de uno de los padres de la constitución actual). Así, el 22 de julio de 1936, un grupo de milicianos de la Federación Anarquista Ibérica se presentó en casa de los Junyent y exigió que los acompañara. Su filiciación derechista prevería un final violento, pero no pudo acompañarle ya que había fallecido el día anterior de un ataque al corazón. Sospecharon que era un engaño e insistieron en ver el cadáver. Ante el féretro, uno de ellos, exclamó en voz alta:

- "Cojones. Ya os decía que que teníamos que haber venido ayer".

Comando anarquista tras el ataque a una iglesia en la zona del Ebro.

El mismo historiador, en su extensa biografía sobre Franco, describe una cruel narración sobre Gonzalo de Aguilera, conde de Alba y Yeltes. Éste ejercía a modo de portavoz ante los corresponsales extranjeros en el norte de España, debido a su domino del inglés, alemán y francés. Realizó numerosos comentarios denigrantes e insultantes, al enemigo y a las víctimas. En el libro se afirma que se jactaba de haber fusilado a seis obreros para animar a otros.
En uno de sus discursos se atrevía a comparar a los obreros con las ratas y los piojos, llegando a señalar como la causa de la guerra: "... la introducción del alcantarillado moderno: antes de esto, la gentuza se moría de diversas y muy prácticas enfermedades; ahora sobreviven y, claro, son demasiados".

"De no haber alcantarillas en Madrid, Barcelona y Bilbao, todos  estos jefes rojos habrían muerto en su infancia en lugar de incitar a la chusma y hacer que se vierta la buena sangre española. Cuando la guerra termine, eliminaremos las alcantarillas. En España el perfecto control de la natalidad es el que Dios quiso que tuviéramos. Las alcantarillas son un lujo que se reservarán a quien lo merezcan, a los jefes de España, no a la masa de esclavos".

En otra entrevista, el "noble" capitán de Caballería y jugador de polo,  concedida al periodista inglés PeterKemp, señala que “El gran error que han cometido los franquistas al empezar la Guerra Civil española ha sido no fusilar de entrada a todos los limpiabotas. Un individuo que se arrodilla en el café o en plena calle a limpiarte los zapatos está predestinado a ser comunista. Entonces ¿por qué no matarlo de una vez y librarse de esa amenaza?”.


Con estas anécdotas hemos mostrado el carácter atroz y despiadado de  muchas muertes ocurridas durante el conflicto de 1936-1939. Para otro momento profundizaremos en las causas de tan profundo odio y analizaremos con detalle un aspecto de las consecuencias de la guerra: los asesinatos selectivos, las desapariciones forzadas y la represión, en ambas zonas.
Fuentes:

La memoria de la tierra, en El País Semanal, nº 1.781, 14 de noviembre de 2010

Preston, P., "Franco. Caudillo de España"

Preston, P. "Las tres Españas del 36"

sábado, 6 de noviembre de 2010

TÁNGER: AUGE Y FRUSTRACIÓN DE UN SUEÑO COLONIAL

La ciudad de Tánger, de 394 km cuadrados y una activo puerto,  se encuentra situada en el extremo noroccidental de Marruecos en la entrada del Estrecho de Gibraltar desde el Océano Atlántico. Desde tiempos remotos ha sido una zona de paso y de mezcla de cultura e intereses económicos. Ello supuso el desarrollo de una cultura donde convivieron la tres grandes religiones monoteístas y sus culturas. En la hemeroteca se encuentras pruebas de ello: diarios que felicitaban a sus lectores las fiestas de Pascua, ya fuera el Aid el Kebir, el Pessah o la Resurrección. Se recordaba el calendario de cada religión o se anunciaban los horarios de celebraciones y rezos. Igualmente la mezcla de celebraciones, edificios de culto o de reunión era algo cotidiano y normal (Según Ignacio Alcaraz, trabajador de la administración internacional, en 1950 llegaron a haber 15 sinagogas, trece mezquitas y seis templos cristianos).


 

Su privilegiada situación estratégica ha marcado el devenir de pueblos que han dominado el enclave como forma de controlar el tráfico marítimo en la puerta del Mediterráneo. En los inicios del siglo XX el kaiser Guillermo II se pronunció en 1905 a favor de la independencia e integridad territorial de Marruecos. Esa intervención provocó un aumento de la tensión internacional que llevó a la convocatoria de la Conferencia de Algeciras en 1906 y al establecimiento de la protectorado hispano-francés con los acuerdos de 1912. No sería hasta el 18 de diciembre de 1923 cuando se definió el estatuto internacional de Tánger con la firma del acuerdo entre  trece potencias, el establecimiento de una cámara legislativa y el nombramiento de un Mendub o representante del Sultán, que estaba bajo protección francesa, al menos seis monedas oficiales y un sistema de correos controlado por España, Francia y Gran Bretaña.
Esta situación dio origen a una economía artificial fundada en en todas la formas de especulación (sobre todo de oro y de divisas), tráficos ilícitos (contrabando, sociedades pantalla), y a una dependencia del exterior y de las importaciones debido a que su accidentada orografía y su húmedo clima explican el dominio de las explotaciones forestales.
Desde el momento del reparto de Marruecos, España se quejó del exiguo territorio que le había correspondido y las reivindicaciones sobre la ciudad fueron continuas, sobre todo en época de Primo de Rivera. Posteriormente pasaron a ser un elemento tradicional en el discurso del africanismo reivindicativo o imperialista español, como lo demuestran las obras de Tomás García Figueras, la prensa africanista de corte militar o el libro de Areilza y Castiella, Reivindicaciones de España. En 1940 la ciudad contaba con unos 61.000 habitantes, de los que 14.000 eran españoles, 18.000 eran europeos de diversas nacionalidades (contando con un par de miles de británicos), 7.000 judíos y 36.000 musulmanes nativos


Tomado de: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj1c5tmcxppZGJQqJltlUsxlH3WUM7MlPG1Qgl8TPf8timpThFTe0wgpRRMgWeSXDbfZG6Gk2I6tGQFBikB4wNIbaTf71YWWsS_t0jytiGB3Yqt1Puq08OFPfeCA5LH1Yo3d73fQ1h4lpdM/s1600-r/AvdaEspa%C3%B1aTanger.png


El 10 de junio de 1940 entraba Italia en guerra y el 14 de junio, en el mismo momento que las tropas alemanas ocupaban París, unos cuatro mil askaris de la Mehal-la Jalifiana de Tetuán, al mando del general Yuste, cumpliendo órdenes directas de Franco, cumplían un anhelado sueño y ponían las bases de un futuro imperio en el Mediterráneo occidental y el norte de África. con el beneplácito franco-británico. En dos horas ocupaban los puntos vitales de la ciudad a la par que una columna de desembarco a bordo de un minador se hacía con el control del puerto. Inicialmente se comunicó que iba a ser temporal y en nombre del Sultán.

http://www.asasve.es/img/web/art_canete_yuste_200.jpg General Germán Gil Yuste.

Inmediatamente se ponía en funcionamiento una campaña para justificar la acción a la par que España pasaba de una situación de neutralidad, a la de "no beligerancia". Beigbéder, ministro de Asuntos Exteriores,  el general Ponte, jefe militar de las tropas de Marruecos y Asensio, Alto Comisario de la Zona de Protectorado. Entre los motivos que adujeron las autoridades franquistas estaban, por una parte, el mantenimiento del orden en la ciudad y asegurar su neutralidad. Por otra estaba la necesidad de gobernar una ciudad cuyos representantes en el gobierno estaban enfrentados en la guerra y sólo dos países no habían entrado en ella, Portugal y sobre todo España, y ésta tenía la responsabilidad de velar por la observancia de los tratados, e incluso evitar la invasión de algún otro país contendiente, por ejemplo Italia. Por ello España ejercía un gran servicio. En otro sentido, se aludió a la necesidad de actuar en contra de las actividades de elementos rojos y pro-republicanos.
Por ello las autoridades y ciudadanos británicos fueron cuidados y atendidos al efecto. Y Gran Bretaña, junto con Francia, a pesar de la división, desarrollaron una política de inactividad, incluso de apaciguamiento y entendimiento con las autoridades franquistas.

 La ocupación de la ciudad era también el paso previo para un proyecto más grande: la formación de un imperio colonial a costa del Marruecos francés Orán, Gibraltar y la ampliación de las fronteras en Guinea Ecuatorial. Beigbéder llegó incluso a proponer a Franco la ocupación de las cabilas fronterizas con el protectorado francés reclamadas por desde antaño por España. El hundimiento de este país llegó incluso a ser un factor tenido en cuenta por las potencias aliadas, sobre todo, Gran Bretaña y su política de apaciguamiento.
E incluso se jugó la carta de colaborar con las potencias fascistas, pero el choque de intereses entre Mussolini y Franco, la debilidad del país y el resquemor nazi frenaron esta apuesta, entre otras cosas. Pero, a pesar de las apariencias, y de la campaña franquista al efecto, Hitler consideraba que España era un lastre más que una ventaja para los intereses del Eje, y prefería no desairar ni a Italia ni a la Francia de Vichy.
Las autoridades franquistas dieron todas las facilidades a los alemanes para el uso de las instalaciones del territorio o la actividad de sus agentes y espías; y se aprovecharon de las ayudas de los británicos, que finalmente  apostaron por mantener unido el imperio colonial francés. Incluso en el mismo momento de la anexión de la ciudad, el 3 de noviembre de 1940, un incidente entre un submarino italiano y un torpedero británico,  se saldó con la ayuda al primero, para ser reparado, a pesar de la neutralidad de la ciudad.
Puerto de Tánger

Desde principios del mes de noviembre de 1940, se desarrolló un proceso de españolización, desde las instituciones, despidiendo a los funcionarios extranjeros, cerrando la asamblea legislativa y nombrando al general Yuste, gobernador de la ciudad (obligando al jalifa a deponer al Mendub, expulsándolo del territorio);  hasta la vida diaria, dictándose normas de tráfico idénticas a las españolas, obligando al uso del español en los comercios en anuncios y letreros y se renovó la circulación de la peseta. Incluso se desarrolló un intenso proceso de censura de prensa y otro de propaganda germano-italiana, que llegó incluso a afectar a los líderes nacionalistas, que fueron pagados con importantes sumas de dinero de Alemania. Incluso se llegó a temer un proceso de represión semejante al que se había desarrollo  en la península con la contienda que había finalizado en 1939. Tal fue el proceso de españolización que la ciudad retrocedió desde el punto de vista cultural e incluso económico, que degeneró en un problema crónico de inseguridad.

Sidi Larbi Tensamani, pacha del Jalifa en Tánger, nombrado por presión de las autoridades españolas.
El general Yuste disolvió el Comité de Control, la Asamblea legislativa y la Agencia Mixta de Inteligencia, en primer lugar. El 9 de noviembre se suprimió la gendarmería y se hicieron los preparativos para ocupar la zona francesa marroquí.




La heredera al trono de Francia, la duquesa de Guisa, visitó Tánger durante la ocupación vestida con la camisa de Falange, en la que le fue impuesta una condecoración.


En este nuevo contexto en que se desarrolló el Tánger franquista la cultura se basaba en la imitación o el peloteo (una joven fue condecorado por Pilar Primo de Rivera por escribir una redacción en la que señalaba que quería ser como ella) o de corrupción (los empleados del Banco de España sacaron el oro en un ataúd simulando el fallecimiento de uno de ellos).


 En el mismo instante de la anexión al Protectorado (13 de noviembre de 1940) se desarrolló una intensa campaña germanófila, coordinada por el Alto Comisario del momento, el general Asensio y el secretario de la Alta Comisaría, Tomás García Figueras. Se devolvió el edificio del consulado alemán perdido en los acuerdos de Versalles, que se convirtió en el principal centro de espionaje y propaganda nazi hasta mayo de 1944, y se creo un consulado japonés, ambos elementos contravenían el acuerdo de 1923.

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Consulado español y sede de Falange, en Tánger.

Gran Bretaña, en el contexto de su política de apaciguamiento, también decidió colaborar en el sostenimiento económico, a pesar de algún intento de sabotaje, las restricciones de prensa y de movimientos a sus súbditos, lo que no evitó que asistieran sus representantes a las ceremonias oficiales. Esta política era una manera de que España no entrase en guerra, a cambio de una previsible ayuda económica nazi. Gran Bretaña hizo todo lo posible por garantizar el abastecimiento de la ciudad, incluso negociando con sus aliados o Portugal. Flexibilizó el tráfico comercial y envió un buque mensual con productos textiles, jabón, te y azúcar. Llegó a abastecer de petróleo a la España franquista con el temor de que lo pudieran ceder a los nazis. Pero el desabastecimiento fue la norma general ya que los productos eran revendidos fuera de la ciudad, por ser más lucrativo.


El desarrollo de la operación Torch, es decir, el desembarco aliado en el norte de África trajo diversas consecuencias: el aumento de la influencia alemana sobre las autoridades españolas y la llegada de un mayor número de efectivos para la defensa de la ciudad: se elevaron a siete el número de divisiones, se unieron dos regimientos de artillería y un regimiento de 58 carros de combate, además de varios Batallones de Trabajadores Penados. Pero produjo el fortalecimiento entre los lazos de los líderes nacionalistas y la creación de un discurso pan-marroquí.

La derrota del Eje motivó el desarrollo de negociaciones para el establecimiento de un nuevo Estatuto en Tánger. En agosto de 1945 tuvo lugar una conferencia en París en la que intentó estar el ministro de Exteriores de la República en el Exilio, Fernando de los Rios, sin lograrlo, al igual que las autoridades franquistas. Se restableció  el Estatuto de 1923 con algunas modificaciones, por ejemplo la reducción de la influencia de Francia y sobre todo España (que perdió el mando de la gendarmería). En octubre de 1945 las tropas jalifianas abandonaron la ciudad, y fueron sustituídos por gumiers francomarroquíes. Las potencias aliadas decidieron mantener la Zona de Protectorado español, sobre todo para evitar cambios en la política española, tal y como había ocurrido en el debate sobre el lugar del desembarco. Se quería evitar el paso de tropas alemanas por suelo español. Sin embargo, se permitió el regreso de opositores, o se readmiteiron antiguos funcionario depurados, y se cerraron órganos de prensa franquistas.
El 9 de abril de 1947, quizá a propósito, Mohamed V eligió la ciudad de Tánger para su discurso con el que renacería la conciencia nacional marroquí.

Para saber más:

http://www.guiadetanger.com/Principal.html
Sueiro, Susana "La incorporación de Tánger, una
batalla perdida de la diplomacia primorriverista" o el siguiente enlace:  http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:ETFSerie5-10375E6E-052F-CD99-2617-66D1EB54ACA2&dsID=PDF


Sueiro, Susana "España en Tánger durante la Segunda Guerra Mundial: La consumación de un viejo anhelo", o en el siguiente enlace: http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:ETFSerie5-F3A89D0D-8805-2972-7F52-DC9D0DBD7676&dsID=PDF

Bibliografía:


VV.AA. "España en África. Un siglo de fracaso colonial". Sobre todo el artículo de Antonio Marquina Barrio De las pretensiones al naufragio (1939-1956).


Ros Agudo, Manuel "La guerra secreta de Franco"

Sueiro Seoane, Susana “La política exterior de España en los años veinte: una política mediterránea con proyección africana”, en Javier Tusell, Juan Avilés, Rosa Pardo (eds): La política exterior de España en el siglo XX. UNED/Biblioteca Nueva, Madrid, 2000, pp. 135-157


Mees, Ludger "El bulo (mundial) del caudillo", Artículo de El País, domingo 24 de octubre de 2010.



Novela histórica:


Fortes, Susana "Fronteras de arena". Novela de intriga,  detectivesca y de corte histórico ambientada en las conspiraciones y el juego de espionajes que provocaron el colapso de la República, pero que nos permite ver el ambiente de la ciudad.


Dueñas, María "El tiempo entre costuras", novela de corte histórico ambientada en la guerra civil y la segunda guerra mundial y transfondo geográfico en el protectorado español y la ciudad de Tánger principalmente.

Memorias

Alcaraz Cánova, Ignacio "Entre España y Marruecos. Testimonio de una época: 1923-1975"

martes, 2 de noviembre de 2010

EL PROCESO DESCOLONIZADOR ESPAÑOL


Este mes de noviembre se conmemoran diferentes acontecimientos referidos a la presencia colonial de España en el norte de África. Estos territorios fueron claves durante el proceso que dio origen a la guerra civil, fueron una fuente de aprovisionamiento de soldados o recursos muy importantes, y configuraron unos valores y un carácter especial a los militares que pasaron por ellos conocido como "africanismo". En este sentido, a lo largo del mes, recordaremos la firma del tratado hispano-francés para el establecimiento del protectorado en 1912,  la ocupación de la ciudad libre de Tánger en 1940, el estallido de la guerra de Ifni-Sáhara en 1957 o la firma de los acuerdos de abandono y reparto de Marruecos en 1975.

La presencia española en el norte de África se desarrolló en torno al Protectorado de Marruecos, conocido en la zona norte como Región del Rif y al sur como Tarfaya o Cabo Juby; el enclave de Ifni frente al archipiélago canario; y los territorios del Sáhara occidental (Protectorado de Saguia el Hamra y colonia de Río de Oro), como podemos apreciar en el mapa.


 


El proceso descolonizador español se desarrollo en tres fases:

a) Independencia de la zona norte de Marruecos, 1956.

b) La guerra de Ifni-Sáhara, en 1957-1958,  independencia de la zona sur y posterior devolución del enclave de Ifni en 1969.

c) El abandono del Sáhara occidental en 1975-1976.

La independencia de Marruecos se produjo como reacción a los acontecimientos protagonizados por Francia, que comenzó a negociar en agosto de 1955 con los nacionalistas y  el Sultán, pillando a contrapié a las autoridades españolas, que no supieron ver el cambio en la situación internacional, sobre todo con la mayor presencia en la zona de los EE.UU. El régimen franquista quedó retratado como el principal obstáculo, a pesar de haber alentado en años anteriores las reivindicaciones de los nacionalistas, sobre todo como consecuencia de la ayuda aportada por el territorio durante la guerra civil.

España no fue capaz de participar en una negociación tripartita e incluso retraso un tiempo la devolución de la soberanía del territorio jalifiano (nombre de la zona de protectorado español) respecto al acceso a la independencia del territorio del Sultán Mohamed V. Así , Francia concedió la independencia a Marruecos a principios de marzo y España firmó los acuerdos  de fin  del protectorado el 7 de abril de 1956.


En los acuerdos se recogió  únicamente la cesión de soberanía pero no se trataron cuestiones limítrofes que no estaban demasiado claras en los tratados de 1912. Así la eliminación de la frontera norte sería inmediata, pero su mantenimiento en el sur supondría el germen de futuros conflictos, sobre todo porque había una clara contradicción respecto a la soberanía de estos territorios. Nunca habían pertenecido a Marruecos pero habían sido colocados bajo administración del Protectorado (fue entonces uno de los argumentos esgrimidos por Hassan II para reivindicar el Sáhara.
El fin de la presencia española en Marruecos supuso el fin del "marroquismo", entendido como el conjunto de valores y factores que actuaron como motor y determinaron la política española en la primera mitad del siglo XX, y el nacimiento de una nueva relación con Marruecos marcada por el aumento de las reivindicaciones territoriales, los conflictos fronterizos y el temor al enemigo del sur.

La guerra colonial de Ifni-Sahara fue la última de este tipo en la que participó España. El conflicto se inició en noviembre
de 1957 y terminó en marzo de 1958, tras cien días de dura lucha, y la ayuda francesa, recordando épocas anteriores.

El conflicto estalló como consecuencia de la incompleta independencia de Marruecos, en un territorio rodeado totalmente por éste. A ello se unieron las reivindicaciones nacionalistas que encontraron en el monarca el instrumento para su consecución, que fomentó el mantenimiento de la lucha por la unidad en bandas de incontrolados que huían de la represión francesa hacia un territorio donde se desarrollaba un errática política (en este caso fiscal), por una administración que mostraba su impericia.


Soldados paracaidistas españoles en lo que fue su primera participación en un conflicto.
El conflicto adquirió diversas proyecciones. La guerra fue utilizada como una auténtica campaña de propaganda del régimen, defensor de la integridad territorial, de tal forma que al acabar el conflicto se desarrolló una equivocada política de provincialización, que llevaría al estado a tener 54 provincias (Sahara, Ifni, y los dos territorios que se unificaron en Guinea).
La guerra sirvió al régimen para mejorar su imagen y compensar la decepción provocada en el Ejército por el abandono de Marruecos. La censura por una parte, la exaltación de algunos hechos de guerra, sobre todo la muerte en combate de algún oficial de tradición militar familiar, y  las alabanzas desmedidas al Ejército impidieron mostrar una cabal situación de la realidad.

Tomado de: http://cancionesdemili.webcindario.com/Carmen%20Sevilla%20con%20los%20paracas-Ifni%201958.jpeg
Visita de la cantante Carmen Sevilla a los soldados expedicionarios en la Navidad de 1957.

 Imagen del féretro del teniente Ortiz de Zárate, muerto en combate en uno de los enfrentamientos más graves del conflicto.

Imagen censurada del conflicto, que causó más de 200 muertos (incluidos más de cincuenta desaparecidos)

Pero la guerra también mostró la vinculación del problema y los objetivos de la política hispana a los intereses occidentales, con los que nunca logró entroncar la administración española. La guerra comenzó durante un viaje del sultán a Estados Unidos, y mostró el aislamiento del régimen, en un momento en que las relaciones internacionales estaban marcadas por los asuntos de Oriente Próximo (consecuencias del conflicto de Suez) o por el creciente enfrentamiento entre las superpotencias en las Antillas.
La guerra supuso una victoria militar española y la devolución de los territorios de Tarfaya al trono alauí. El enclave de Ifni se mantuvo bajo ocupación española hasta su "retrocesión" en enero de 1969, figura jurídica compleja que explicaba como un territorio de una nación perdía su soberanía a cambio de otro que anteriormente la había tenido.

La descolonización del Sáhara fue el más grave de los conflictos originados por el proceso descolonizador español, por su desarrollo y sus consecuencias de futuro. El territorio había sido la tajada española de la conferencia de Berlín. Fue ocupado desde 1886 y sus fronteras definidas en 1920.
Las reivindicaciones marroquíes fueron en aumento sobre todo cuando se mezclaron cuestiones económicas y políticas. En el primer caso el descubrimiento de los yacimientos de fosfato y en el segundo la creciente debilidad del régimen franquista, la entrada en escena del Frente Polisario como interlocutor de los saharauis y la política expansiva del Istiqlal marroquí.

A partir de 1966 la ONU había pedido la independencia del territorio. Posteriormente lo haría sobre el territorio de Gibraltar, con lo que la administración española se comprometió a realizar un referéndum sobre la autodeterminación.
Sin embargo la situación se aceleró a partir del año 1973 con el cambio en las relaciones internacionales sobre todo a partir del fin de la guerra del Vietnam, la guerra del Yom Kippur, el estallido de la crisis económica y el ocaso del régimen franquista.


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En el otoño de 1975 la situación se aceleró. La convocatoria de la Marcha Verde, el choque de las diferentes posturas de la política española y el inminente fin del régimen llevaron a las negociaciones que culminaron en la firma de los acuerdos de Madrid por los que España abandonaba el Sáhara y el territorio era ocupado por Marruecos y Mauritania. La salida española del que quedaba como último enclave colonial contemporáneo se produjo el 28 de febrero de 1976.

Tomado de: http://www.amigosdeltercertercio.com/sahara/html/images/Ultimo%20arriado%20de%20bandera%20en%20Smara.jpg
Imagen con la última vez que se arrió la bandera española en Smara.


Para ampliar en Internet:
Bibliografía

Espadas Burgos, M "Franquismo y política exterior"

Casas de la Vega, Rafael "La última guerra de África (Campaña de Ifni-Sahara)"


Criado, Ramón "Sáhara. Pasión y muerte de un sueño colonial"


Diego Aguirre, José R. "La última guerra colonial de España. Ifni-Sáhara (1957-1958)"


Diego Aguirre, José R. "Historia del Sáhara Español. La verdad de una traición"