Según un reciente artículo publicado en el semanario de El País, 5.277 cuerpos han sido exhumados en 231 fosas desde que en el año 2.000 comenzó el proceso para localizar a los más de 100.000 desaparecidos durante la Guerra Civil. En total son 2.052 fosas las que existen y se maneja un censo "extraoficial·entregado a las autoridades judiciales que llega a 143.353 el número de desaparecidos forzosos. A esta labor se ha dedicado la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica.
Si estas cifras no son del todo esclarecedoras, o no nos permiten ver la realidad de lo ocurrido en el conflicto de 1936-1939 y la represión posterior, proponemos una breve lectura a dos anécdotas que nos acercan la crueldad de la acción humana en ese conflicto.
La Guerra Civil fue una oportunidad para saldar conflictos antiguos y que se habían intensificado con la instauración de la República. Fue un momento en el que sacar odios y vengar viejas heridas, por uno y otro bando.
El hispanista Paul Preston narra una anécdota atroz en los inicios de la guerra que describe la cruda realidad de la retaguardia casi al nivel de la atrocidad del frente. En su libro "Las tres España del 36", narra un hecho ocurrido en el funeral del político catalán de tendencia carlista Miquel Junyent i Rovira (abuelo de uno de los padres de la constitución actual). Así, el 22 de julio de 1936, un grupo de milicianos de la Federación Anarquista Ibérica se presentó en casa de los Junyent y exigió que los acompañara. Su filiciación derechista prevería un final violento, pero no pudo acompañarle ya que había fallecido el día anterior de un ataque al corazón. Sospecharon que era un engaño e insistieron en ver el cadáver. Ante el féretro, uno de ellos, exclamó en voz alta:
- "Cojones. Ya os decía que que teníamos que haber venido ayer".
Comando anarquista tras el ataque a una iglesia en la zona del Ebro.
El mismo historiador, en su extensa biografía sobre Franco, describe una cruel narración sobre Gonzalo de Aguilera, conde de Alba y Yeltes. Éste ejercía a modo de portavoz ante los corresponsales extranjeros en el norte de España, debido a su domino del inglés, alemán y francés. Realizó numerosos comentarios denigrantes e insultantes, al enemigo y a las víctimas. En el libro se afirma que se jactaba de haber fusilado a seis obreros para animar a otros.
En uno de sus discursos se atrevía a comparar a los obreros con las ratas y los piojos, llegando a señalar como la causa de la guerra: "... la introducción del alcantarillado moderno: antes de esto, la gentuza se moría de diversas y muy prácticas enfermedades; ahora sobreviven y, claro, son demasiados".
"De no haber alcantarillas en Madrid, Barcelona y Bilbao, todos estos jefes rojos habrían muerto en su infancia en lugar de incitar a la chusma y hacer que se vierta la buena sangre española. Cuando la guerra termine, eliminaremos las alcantarillas. En España el perfecto control de la natalidad es el que Dios quiso que tuviéramos. Las alcantarillas son un lujo que se reservarán a quien lo merezcan, a los jefes de España, no a la masa de esclavos".
Con estas anécdotas hemos mostrado el carácter atroz y despiadado de muchas muertes ocurridas durante el conflicto de 1936-1939. Para otro momento profundizaremos en las causas de tan profundo odio y analizaremos con detalle un aspecto de las consecuencias de la guerra: los asesinatos selectivos, las desapariciones forzadas y la represión, en ambas zonas.
Fuentes:
La memoria de la tierra, en El País Semanal, nº 1.781, 14 de noviembre de 2010
Preston, P., "Franco. Caudillo de España"
Preston, P. "Las tres Españas del 36"
Cuando se comenta algo sobre la Guerra Civil Española,se debe ser objetivo,porque las salvajadas se realizaron por ambos bandos.Y los muertos que se encuentran acumulados en zanjas,son de distintos modos de pensar tanto de derecha como de izquierda.
ResponderEliminarCuando hablas lo que haces es repetir lo que sabes,pero una de las cosas mas importantes es escuchar,porque quizás lo que haces es aprender algo.Esto viene a colación porque hay que escuchar a las dos partes y no juzgar solo por las opiniones de una de éllas.
ResponderEliminarlo de los limpiabotas es probablemente apócrifo. Como tantos otros gremios había de todo, también falangistas y monárquicos. Esto lo he escuchado en su día de primera mano.
ResponderEliminarLa diferencia es que los muertos en cunetas del bando franquista ya recibieron su merecida sepultura y honores fin de la guerra.
ResponderEliminarSería muy humano y cristiano que todos los republicanos que a´´un estén enterrados y desaparecidos reciban el mismo trato.